28.12.06

todavía puedo sentir una alegría(emoción,felicidá) sicotrópica y genuina
de un día que tuvo sólo un par de cosas planeadas con exactitud quirúrgica que -obviamente- no se cumplieron quirurgicamente.
lacallelaestacionelboletoeltrenlamochilaellibroelasientolaescalera
elllano
losviejitos
Ellaelsupermercado

eljugoelpapeldearrozelpasto
losniñoslapelotalosdescout
elperrochorizo
elpastolasparejas
elnerviolaspalabraslarokera
lamanuscrita

ylaimprenta
lovegetaleljugolashormigaslasfotoselfuegoajeno
tantocreoenti
unratóncruzaensilencio
losversos
lospiespelados
elpasto
aquíheestadoaquímehesentadolovegetalatardecerhumotráqueatoz
profe
elsegundogorditoflaquito
chupaditoencedido
fuegodeterceros
inspiradoaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaahhhhaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaahhhh
gran
grande
grandes
voladoooovolaaaadooovolooooaaaaaaddooovooaaadooovoooaaaaavoooooovvvvvvv
escribopatalogiassintomasdelverdemusgodelverdepantanoquemadooporelfuegolentoo
delaschupadasmutuasrecíprocas
alas8veinti6alas8treintay4a.....lasss......
metromicromicrometrometromicroaquínoporahísíhubieramos
hubieramos
hubieramos
sapodemicros
microllenadesapos
sapos
ranas
sapos
ranas
escalerasabajotunelVIPVIPVIPpolicia(re)presion
metrodireccionsanpablo
calycanto
quehasidovaliente
siempreserácanciónueva
elbajistaenlapuerta
enlapuertaelbajistadelabanda
lelevantolacabeza
porlaotracalleseñores
estamosenlafila
estarde
nosatrasamos
colafilagente
colafilagente
cigarros
queriscigarros
fotos
colagilagente
conlosboletosenlamano
estamosdentro
pasillo
gente
luces
fondoblanco
filanueve
filasiete
filanueve
permiso
permiso
gracias
gracias
aquínomás
AQUÍ NO MÁS

26.12.06

En estos tiempos en que estámos (muy) escasos de referentes morales

Levántate y mira la montaña,
de donde vienen el viento, el sol y el agua.
Tú, que manejas el curso de los ríos,
tú, que sembraste el vuelo de tu alma.

Levántate y mírate las manos.
Para crecer estréchala a tu hermano,
juntos iremos unidos en la sangre.
Hoy es el tiempo que puede ser mañana.

Líbranos de aquél que nos domina en la miseria.
Tráenos tu reino de justicia e igualdad.
Sopla como el viento la flor de la quebrada.
Limpia como el fuego el cañón de mi fusil.

Hágase por fin tu voluntad aquí en la tierra.
Danos tu fuerza y tu valor al combatir.
Sopla como el viento la flor de la quebrada.
Limpia como el fuego el cañón de mi fusil.

Levántate y mírate las manos.
Para crecer estréchala a tu hermano,
juntos iremos unidos en la sangre,
ahora y en la hora de nuestra muerte.
Amén. Amén. Amén.

25.12.06

de fuego negro

Adentro de una arco de llanto que ningún ser humano ya jamás mirara yo borrado acuchillado con la lengua quemada por el ancestro del mundo y el grito inútil como adentro del pellejo universal te seguiré llamando viejo ruinoso muerto sin cabeza sin corazón y sin pupilas hundido en lo infinito de lo infinito y en el hoyo tremendamente hondo de lo irreparabilisimo que rodea la gran soledad catastrófica con que me va a saludar tu actitud deshecha cuando me acueste cansado de estar cansado de cansancio a todo lo largo y todo lo ancho de tus riberas irremediable despedazado en la memoria de los siglos contigo y los hijos y las hijas y los nietos y las nietas y los padres y las madres te seguiré llamando caído los vestigios y desaparecido hundido y perdido definitivamente en las tinieblas de la materia que únicamente álgidamente horridamente alumbra cuando engendra como un eco un individuo en aquel instante inmemorable en que no es ser ni una sombra de una sombra te seguiré llamando y te seguiré llamando por los siglos de los siglos de los siglos desde la eternidad vacía hacia la eternidad vacía te seguiré llamando aprendí a escribir adorándote cantándote idolatrándote y hoy lanzo pedazos del mundo hecho pedazos a tu memoria tronchado y desde abajo por adentro de un montón de escombros entre la sociedad que se derrumba agonizando y los pequeños chacales hambrientos que aúllan en el gran crepúsculo en el cual todo esta roto y no tiene sentido todo esta roto y por cuyo abismo se levantan las hachas y las orcas entre las llamas amargas de saforadas de las ultimas catástrofes con un gran cinturón de terremotos y de cataclismos ahora la aurora no volverá a asomar mas y los mundos oscuros entrechocándose rodaran conmigo adentro la soledad enfurecida degüello mi lenguaje a tus pies y me arrojo como un toro oscuro y desnudo contra la nada

20.12.06

El país es tambien hospitales sin camas, escuelas que se derrumban, caras de hambre, techos que volaron, gente conmovida, manos abiertas, hombres con sentido de la tierra, tipos con suficiente coraje como para recolectar nuestra inmundicia, curas que por suerte creen en Cristo, pueblo que por desgracia cree todavía en las palabras, cuerpos reventados que de noche caen como piedras y cualquier día se mueren sin aviso. Éste es el país verdadero, el otro, el otro es el que inventa la tele y la radio, y las ultimas noticias con sus portadas y los alaridos de estrellas sin luz propia que ganan millones por mostrar sus culos y tetas a las camaras fotográficas de reprimidos universitarios que soñaron con no hacer eso pero que el medio se los comió como quiso.
El país no es números ni estadisticas de delicuencia...
El país...

19.12.06

Rondizzonni se llama ésta
es fea
sí, no me gusta
mucho ruido de motores con cuatro ruedas en las afueras
subió un flaco triste
bajó un aroma a metro
sigamos.
seguimos.
ya casi en parque o'higgins y me costó escribirlo
mis compañeros lectores y escritores siguen donde mismo - salvo la crespita - (parece que se baja ahora)
y se bajó, subió un universitario joven
ya casi en toesca ¿me bajo o no?
hay una frontera entre las rodillas de los que vamos sentados en el piso
y el primer pasajero de pie.
¿irán incómodos?
y uno acá, sentadiiiiiito ¡¡qué inconcientes!!
TOESCA
me bajo.
sás se acabó.

18.12.06

Toda mi militancia izquierdista ha consistido en hablar, en algún café, mal de los Estados Unidos, ja.

15.12.06

Ya hace un rato que la oigo como a través de una niebla, y cada vez le doy menos importancia a lo que está diciendo. Está a pocos centímetros de mi mano, bocarriba en la alfombra, con la mirada fija en algún centímetro del cielo raso. La polera se le ha subido un poco y queda a la vista una franjita de piel cobriza. Hacia allí extiendo mi mano. Siento que la piel se le estremece como la de un caballo cuando espanta las moscas. Pero yo no me espanto. La piel tostada de Ella es además suavísima. Ella suspende la frase en un punto y coma. Quizá la tomé de sorpresa. No dice nada. Simplemente me deja hacer. Hay un cier re metálico que se atraca, como siempre. Entonces ella baja sus manos y me ayuda. Actúa fríamente, como si hubiera llegado a un punto inevitable. Lo sorprendente es que su cuerpo es increíblemente joven, como de quince y no de veintiséis. Me quito la ropa despacito, como si yo también tomara las cosas con calma. También puedo ser actor, qué joder. Incluso tengo presencia de ánimo como para tenderme luego junto a ella [la verdad es que tengo un poco de frío] que sigue bocarriba mirando el cielo raso. Con una mano le doy vuelta la cabeza, para verle los ojos. Está llorando. Eso no lo esperaba, y no puedo evitar que me conmueva.
...cuando habla, aunque sólo diga esa banalidad,
su atractivo se multiplica por cinco o por diez.
Sucede que cuando está callada, su expresión es muy dura,
casi agresiva.
Cuando habla, en cambio, se hablanda, se vulve cálida.
[...] Me ha gustado observarla a ella, eso es todo.
"¿porqué?" Bueno, porque es linda [risita de ella, soplido mío],
pero además porque tiene una mirada misteriosa [levanta las cejas],
no de gran misterio, sino de un misterio breve...

13.12.06

Ella

11.12.06

Vamos a festejarlo
vengan todos
los inocentes
los damnificados
los que gritan de noche
los que sueñan de dia
los que sufren el cuerpo
los que alojan fantasmas
los que pisan descalzos
los que blasfeman y arden
los pobres congelados
los que quieren a alguien
los que nunca se olvidan
vamos a festejarlo
vengan todos
el crápula se ha muerto
se acabó el alma negra
el ládron
el cochino
se acabó para siempre
hurra
que vengan todos
vamos a festejarlo
a no decir
la muerte
siempre lo borra todo
todo lo purifica
cualquier día
la muerte
no borra nada
quedan
siempre las cicatrices
hurra
murió el cretino
vamos a festejarlo
a no llorar de vicio
que lloren sus iguales
y se traguen sus lágrimas
se acabó el monstruo prócer
se acabó para siempre
vamos a festejarlo
a no ponernos tibios
a no creer que éste
es un muerto cualquiera
vamos a festejarlo
a no volvernos flojos
a no olvidar que éste
es un muerto de mierda

10.12.06

En el Día de los Derechos Humanos falleció uno de sus más grandes violadores

9.12.06

8.12.06

A la casa del poeta llega la muerte borracha
__ábreme viejo que ando buscando una oveja guacha
Estoy enfermo - después perdóname vieja lacha
__ Ábreme viejo cabrón ¿o vai a mohtrar I'hilacha? por muy enfermo quehtí teníh quiafilame I'hacha
Déjame morir tranquilo te digo vieja vizcacha
__ Mira viejo dehgraciao bigoteh e cucaracha anteh de morir teníh quechame tu güena cacha
La puerta se abrió de golpe: Ya - pasa vieja cufufa
__ ella que se le empelota y el viejo que se lo enchufa

7.12.06

Muérete luego
viejo conchetumáre!
las noticias están buscando en los recovecos
de sus archivos
potente material
para mantenernos semanas y semanas con
documentales
bellos y a todo color
de la vida de un viejo culiao'
asesino y delincuente
que hace un par de días yacía
en su casa de allá arriba
custodiado por
guardias pesonales
para que al viejito no le pase ná
viejo culiao
que se muera lentito
y en agonía
por el dolor y la pena
de los que la sintieron
cuando les trituraban las manos
por cantar verdades
incensurables.

6.12.06

Por longitud no lo discrimine... Léalo.

A esta altura ya nadie me nombra por mi nombre: Octavio. Todos me llaman abuelo. Incluida mi propia hija. Cuando uno tiene, como yo, ochenta y cuatro años, qué más puede pedir. No pido nada. Fui y sigo siendo orgulloso. Sin embargo, hace ya algunos años que me he acostumbrado a estar en la mecedora o en la cama.

No hablo. Los demás creen que no puedo hablar, incluso el médico lo cree. Pero yo puedo hablar. Hablo por la noche, monologo, naturalmente que en voz muy baja, para que no me oigan. Hablo nada más que para asegurarme de que puedo. Total, ¿para qué? Afortunadamente, puedo ir al baño por mí mismo, sin ayuda.

Esos siete pasos que me separan del lavabo o del inodoro, aún puedo darlos. Ducharme no. Eso no podría hacerlo sin ayuda, pero para mi higiene general viene una vez por semana (me gustaría que fuese más frecuente, pero al parecer sale muy caro) el enfermero y me baña en la cama. No lo hace mal. Lo dejo hacer, qué más remedio. Es más cómodo y además tiene una técnica excelente. Cuando al final me pasa una toalla húmeda y fría por los testículos, siento que eso me hace bien,
salvo en pleno invierno. Me hace bien, aunque, claro, ya nadie puede resucitar al muerto. A veces, cuando voy al baño, miro en el espejo mis vergüenzas y nunca mejor aplicado el término. Mis vergüenzas. Unas barbas de chivo, eso son. Pero confieso que la toalla fría del enfermero hace que me sienta mejor. Es lo más parecido al «baño vital» que me recomendó un naturista hace unos sesenta años. Era (él, no yo) un viejito, flaco y totalmente canoso, con una mirada pálida pero
sabihonda y una voz neutra y sin embargo afable. Me hizo sentar frente a él, me dio un vistazo que no duró más de un minuto, y de inmediato empezó a escribir a máquina, una vieja Remington que parecía un tranvía. Era mi ficha de nuevo paciente. A medida que escribía, iba diciendo el texto en voz alta, probablemente para comprobar si yo pretendía refutarlo. Era increible. Todo lo que iba diciendo era rigurosamente cierto. Dos veces sarampión, una vez rubeola y otra escarlatina,
difteria, tifus, de niño hizo mucha gimnasia, menos mal porque si no hoy tendría problemas respiratorios; varices prematuras, hernia inguinal reabsorbida, buena dentadura, etcétera. Hasta ese dia no me había dado cuenta de que era poseedor de tantas taras juntas. Pero gracias a aquel tipo y sus consejos, de a poco fui mejorando. Lo malo vino después, con años y más años. Años. No hay naturista ni matasanos que te los quite. Ahora que debo quedarme todo el tiempo quieto y callado (quieto, por obligación; callado, por vocación), mi diversión es recorrer mi vida, buscar y rebuscar algún detalle que creía olvidado y sin embargo estaba oculto en algún recoveco de la memoria. Con mis ojos casi siempre llorosos (no de llanto sino de vejez) veo y recorro las palmas de mis manos. Ya no conservan el recuerdo táctil de las mujeres que acaricié, pero en la mente sí las tengo, puedo recorrer sus cuerpos como quien pasa una película y detener la cámara a mi gusto para fijarme en un cuello (¿será el de Ana?) que siempre me conmovió, en unos pechos (¿serán los de Luisa?) que durante un año entero me hicieron creer en Dios, en una cintura (¿será la de Carmen?) que reclamaba mis brazos que entonces eran fuertes, en cierto pubis de musgo rubio al que yo llamaba mi vellocino de oro
(¿será el de Ema?) que aparecía tanto en mis ensueños (matorral de lujuria) como en mis pesadillas (suerte de Moloch que me tragaba para siempre). Es curioso, a menudo me acuerdo de partículas de cuerpo y no de los rostros o los nombres. Sin embargo, otras veces recuerdo un nombre y no tengo idea de a qué cuerpo
correspondía. ¿Dónde estarán esas mujeres? ¿Seguirán vivas? ¿Las llamarán abuelas, sólo abuelas, y no habrá nadie que las llame por sus nombres? La vejez nos sumerge en una suerte de anonimato. En España dicen, o decían, los diarios: murió un anciano de sesenta años. Los cretinos. ¿Qué categoría reservan entonces para
nosotros, octogenarios pecadores? ¿Escombros? ¿Ruinas? ¿Esperpentos? Cuando yo tenía sesenta era cualquier cosa menos un anciano. En la playa jugaba a la paleta con los amigos de mis hijos y les ganaba cómodamente. En la cama, si la interlocutora cumplía dignamente su parte en el diálogo corporal, yo cumplía cabalmente con la mía. En el trabajo no diré que era el primero pero sí que integraba el pelotón. Supe divertirme, eso sí, sin agraviar a Teresa. He ahí un nombre
que recuerdo junto a su cuerpo. Claro que es el de mi mujer. Estuvimos tantas veces juntos, en el dolor pero sobre todo en el placer. Ella, mientras pudo, supo cómo hacerlo. Puede ser que se imaginara que yo tenía mis cosas por ahí, pero jamás me hizo una escena de celos, esas porquerías que corroen la convivencia.

Como contrapartida, cuidé siempre de no agraviarla, de no avergonzarla, de no dejarla en ridículo (primera obligación de un buen marido), porque eso sí es algo que no se perdona. La quise bien, claro que con un amor distinto. Era de alguna manera mi complemento, y también el colchón de mis broncas. Suficiente. Le hice tres varones y una hembra. Suficiente. El ataque de asma que se la llevó fue el prólogo de mi infarto. Sesenta y ocho tenía, y yo setenta. O sea que hace catorce
años. No son tantos. Ahí empezó mi marea baja. Y sigue. ¿Con quién voy a hablar? Me consta que para mi hija y para mi yerno soy un peso muerto. No diré que no me quieren, pero tal vez sea de la manera como se puede querer a un mueble de anticuario o a un reloj de cuco o (en estos tiempos) a un horno de misar. No digo que eso sea injusto. Sólo quiero que me dejen pensar. Viene mi hija por la mañana temprano y no me dice qué tal papá sino qué tal abuelo, como si no proviniera de mi prehistórico espermatozoide. Viene mi yerno al mediodía y dice qué tal abuelo. En él no es una errata sino una muestra de afecto, que aprecio
como corresponde, ya que él procede de otro espermatozoide, italiano tal vez puesto que se llama Aldo Cagnoli. Qué bien, me acordé del nombre completo. A una y a otro les respondo siempre con una sonrisa, un cabeceo conformista y una mirada, lacrimosa como de costumbre, pero inteligente. Esto me lo estoy diciendo a mí mismo, de modo que no es vanidad no presunción ni coquetería senil, algo que hoy se lleva mucho. Digo inteligente, sencillamente porque es así. También tengo la
impresión de que ellos agradecen al Señor de que yo no pueda hablar (eso se creen). Imagino que se imaginan: cuánta cháchara de viejo nos estamos ahorrando.
Y sin embargo, bien que se lo pierden. Porque sé que podría narrarles cosas interesantes, recuerdos que son historia. Qué saben ellos de las dos guerras mundiales, de los primeros Ford a bigote, de los olímpicos de Colombes, de la muerte de Batlle y Ordóñez, de la despedida a Rodó cuando se fue a Italia, de los festejos cuando el Centenario. Como esto lo converso sólo conmigo, no tengo por qué respetar el orden cronológico, menos mal. Qué saben, ¿eh? Sólo una noticia, o una nota al pie de página, o una mención en la perorata de un político. Nada más. Pero el ambiente, la gente en las calles, la tristeza o el regocijo en los rostros, el sol o la lluvia sobre las multitudes, el techo de paraguas en la Plaza Cagancha cuando Uruguay le ganó tres a dos a Italia en las semifinales de Amsterdam y el relato del partido
no venía como ahora por satélite sino por telegramas (Carga uruguaya; Italia cede córner; los italianos presionan sobre la valla defendida por Mazali; Scarone tira desviado, etc.) Nada saben y se lo pierden. Cuando mi hija viene y me dice qué tal abuelo, yo debería decirle te acordás de cuando venías a llorar en mis rodillas
porque el hijo del vecino te había dicho che negrita y vos creías que era un insulto ya que te sabías blanca, y yo te explicaba que el hijo del vecino te decía eso porque tenías el pelo oscuro, pero que además, de haber sido negrita, eso no habría significado nada vergonzoso porque los negros, salvo en su piel, son iguales a nosotros y pueden ser tan buenos o tan malos como los blanquísimos. Y vos dejabas de llorar en mis rodillas (los pantalones quedaban mojados, pero yo te decía no te preocupes, m'hijita, las lágrimas no manchan) y salías de nuevo a jugar con los otros niños y al hijo del vecino lo sumías en un desconcierto vitalicio cuando le decías, con todo el desprecio de tus siete años: che blanquito. Podría recordarte eso, pero para qué. Tal vez dirías, ay abuelo, con qué pavadas me venías ahora. a lo mejor no lo decías, pero no quiero arriesgarme a ese bochorno. No son pavadas, Teresita (te llamas como tu madre, se ve que la imaginación no nos sobraba), yo te enseñé algunas cosas y tu madre también. Pero por qué cuando hablás de ella decías, entonces vivía mamá, y a mí en cambio me preguntás qué tal, abuelo. A
lo mejor, si me hubiera muerto antes que ella, hoy dirías, cuando vivía pap'. La cosa es que, para bien o para mal, papá vive, no habla pero piensa, no habla pero siente.

El único que con todo derecho me dice abuelo es, por supuesto, mi nieto., que se llama Octavio com oyo (al parecer, tampoco a mi hija y a mi yerno les sobraba imaginación). Ahí está la clave. Cuando le digo Octavio. Le digo. Porque con mi nieto es con el único ser humano con el que hablo, además de conmigo mismo, claro. Esto empezó hace un año, cuando Octavio tenía siete. Una vez yo estaba con los ojos cerrados y, creyéndome solo, dije en voz no muy alta pero audible, carajo, me duele el riñón. Pero no estaba solo. Sin que yo lo advirtiera había entrado mi nieto. Pero abuelo, estás hablando, dijo con un asombro alegre que me
conmovió. Le pregunté si había alguien en la casa y como dijo que no, que no había nadie, le propuse un convenio. Por un lado él mantenía el secreto de que yo podía hablar, y por otro, y ole contaría cuentos que nadie sabía. Está bien, dijo, pero tenemos que sellarlo con sangre. Salió y volvió casi enseguida con una hoja de afeitar, un frasco de alcohol y un paquete de algodón. Se las arregla muy bien y además conoce esos trámites desde que le dieron toda una serie de inyecciones con
una vacuna contra la alergia. Con toda tranquilidad me hizo un tajito minúsculo y él se hizo otro, ambos en las muñecas, suficientes como para que salieran unas gotas de sangre, luego juntamos nuestras heridas mínimas y nos abrazamos. Octavio humedeció el algodón con un poco de alcohol, lo apoyó en ambas señales secretas hasta que no salió más sangre y salió corriendo a dejar todo su instrumental en el botiquín. Desde entonces, y siempre que quedamos solos en casa, algo que ocurre con frecuencia, él viene a que, en cumplimiento del pacto, le cuente cuentos desconocidos, inéditos. Cuando salen mi hija y mi yerno, le dicen a ver si cuidás al abuelo, y él responde que sí, con un gestito de fastidio para disimular, pero enseguida me hace un guiño cómplice, y no bien se escucha el portazo que
garantiza nuestra intimidad, trae una silla, la coloca junto a mi mecedora o a mi cama y se queda a la espera de mis cuentos, que, como exigencia irrenunciable de nuestro pacto de sangre, deben ser totalmente nuevos. Y ahí viene mi problema, porque buena parte del día me la paso con los ojos cerrados, como si durmiera, pero en realidad pergeñando el próximo cuento y cuidando hasta los mínimos detalles, ya que si en un cuento anterior el zorro se había lastimado una pata en una
trampa y ahora anda corriendo en busca de gallinas, Octavio de inmediato me hace notar que aún no tuvo tiempo de curarse y entonces debo improvisar una fe de erratas oral y donde dije corre debe decir renquea. Y si el viejo brujo de la montaña se había quedado calvo por el esfuerzo de azotar diariamente a los gnomos del bosque y en un cuento posterior se peinaba mirándose en la laguna, Octavio enseguida observa, pero cómo, ¿no era calvo? Y ahí puedo salir un poco mejor del
atolladero, ya que el brujo, por el mero hecho de ser brujo, puede, mediante un ensalmo, recuperar el pelo. Y el nieto pregunta si se da el caso que él quede pelado, también podrá recuperar el pelo. Vos no, lo desengaño, porque no sos ni serás brujo. Y él dice que lástima y tiene un poco de razón, porque si yo hubiera sido brujo también me habría hecho crecer el pelo que perdí sin remedio antes de los cincuenta. No soy yo el único que narra, también él me cuenta lo que ocurre en el
colegio, en la calle, en la televisión, en el estadio. Es hincha de Danubio y se asombra de que yo sea de Wanderers. Trato de hacer proselitismo, pero evidentemente no hay nadie capaz de convertirlo en tránsfuga. Entonces le cuento viejos partidos o jugadas célebres, como cuando Piendibeni le hizo el célebre gol al divino
Zamora, o cuando el manco Castro usaba con alevosía su muñón en el área penal, o cuando el flaco García mantuvo invicta su valla (claro que los backs eran nada menos que Nazassi y Domingos da Guía) durante una rueda y media, o cuando Ghiggia hizo el gol de la victoria en Maracaná, o cuando o cuando o cuando, y él me escucha como a un oráculo y yo pienso qué suerte todavía puedo hablar para crear este asombro suyo y este placer mío. La verdad es que no recuerdo cómo eran
mis hijos cuando tenían la edad que hoy tiene Octavio. El mayor murió. ¿Cuánto hace que murió Simón? Fue después de lo de Teresa. Al fin y al cabo ¿qué importa la fecha? Murió y se acabó. No tuvo hijos, creo, ¿o los habré olvidado? Nunca estoy seguro de mis lagunas, que a veces son océanos. El segundo, Braulio, sí los tuvo, pero todos están en Denver, ¿qué habrá ido a hacer allí? La verdad es que no recuerdo. A veces manda fotos, tomadas con su encantadora Polaroid, o alguna postal, con un abrazo para el Viejo. Soy yo. Él no me dice abuelo, me dice Viejo. Me cago en la diferencia. Reconozco que una vez me mandó una radio a transistores. Todavía la tengo y a veces la oigo. Pero a menudo se queda sin pilas y tendría que pedirlas. Pero no pido nada. Nunca pido nada. Reconozco que soy un orgulloso de mierda, pero a esta altura no voy a reeducarme, ¿no es cierto? Total, el que me jodo soy yo, porque si la radio tuviera simples pilas, podría
escuchar alguno que otro partido, no muchos porque los locutores en general me cansan con su entusiasmo fingido y sus fallas de sintaxis. También podría escuchar el Sodre cuando pasan música clásica, que es la única que digiero. La alegría que tuve aquella tarde en que pude escuchar el Septimino. Lo tenía en disco, hace
tiempo, vaya a saber dónde está. Quizá lo de las pilas podría solucionarse, sin mengua de mi podrido orgullo, diciéndoselo a mi nieto, para que éste, en cumplimiento de nuestro pacto de sangre y guardando siempre nuestro secreto, le dijera a mi hija, mirá la radio del abuelo, está sin pilas, y entonces lo mandaran a la ferretería de la esqueina para que me las trajera. Con eso alcanza. Yo las sé colocar, aunque a veces las pongo al revés y la radio no funciona. En alguna ocasión me ha llevado un buen cuarto de hora hallar la posición adecuada para las cuatro de 1,5 voltios, pero igual me sirve para entretenerme un poco. ¿Qué más puedo hacer? Leer, ya no puedo. Televisión, tampoco. Pero escuchar la radio o cambiarle las pilas, sí. Mi tercer hijo se llama Diego y está en Europa, enseña en Zurich,
me parece, sabe alemán y todo. Tiene dos hijas que también saben alemán, pero en cambio no saben español. Qué cagada, ¿verdad? Diego es menos escribidor que Braulio, y eso que su especialidad ss la literatura, pero, naturalmente, la literatura suiza. Para las navidades manda también su tarjeta, en la que las niñas ponen
sus saludos pero en alemán. Yo no sé alemán, apenas un poco de inglés para defenderme en correspondencia comercial, de la que yo mismo me encargaba cuando era gerente de La Mercantil del Sur, Importaciones y Exportaciones. Digamos, frasecitas como "I acknowledge receipt of your kind letter", o "Very truly yours", lo suficiente para que los de allá puedan contestar "Dear sirs", o "Gentlemen". También ese hijo menor a veces me manda algún regalito, verbigracia un llavero suizo de 18 quilates. En esa ocasión sonreí, como diciendo qué lindo, pero en realidad pensando qué boludo, para qué quiero yo un llavero de oro 18, si estoy aquí semipostrado.

De modo que mis contactos con el mundo se reducen a mi hija, cuando entra y me dice qué tal abuelo, a mi yerno cuando ídem, de vez en cuando al médico, al enfermero cuando viene a lavar mis pelotas ya jubiladas, y también el resto de este cuerpo del delito. Bueno, y sobre todo, está mi nieto, que creo es lo único que me mantiene vivo. Es decir, me mantenía. Porque ayer por la mañana vino y me besó y me dijo abuelo, me voy por quince días a Denver con el tío Braulio, ya que saqué buenas notas y me gané estas vacaciones. Yo no podía hablas (y no sé si hubiera podido, porque tenía un nudo en la garganta) ya que también estaban en la habitación mi hija y mi yerno y ni yo ni mi nieto íbamos a violar nuestro pacto de sangre. Así que le devolví el beso, le apreté la mano, puse un instante mi muñeca junto a la suya como testimonio de lo que ambos sabíamos, y sé que él entendió perfectamente cuánto lo iba a extrañar ya que no iba a tener a quien contarle cuentos inéditos. Y se fueron. Pero tres o cuatro horas más tarde volvió a entrar Aldo, y me dijo mire, abuelo, que Octavio no se fue por quince días sino por un año y tal vez más, queremos que se eduque en los Estados Unidos, así aprende desde niño el idioma y tendrá una formación que va a servirle de mucho. Él no se lo dijo porque tampoco lo sabía. No queríamos que empezara a llorar, porque él lo quiere mucho, abuelo, siempre me lo dice, y yo sé que usted también lo quiere, ¿no es así? Se lo vamos a decir por carta, aunque mi cuñado lo va a ir preparando. Ah, y otra cosa. Cuando ya se había despedido de nosotros, volvió atrás y me dijo, dale un beso al abuelo y que sepa que estoy cumpliendo nuestro pacto. Y salió corriendo. ¿Qué pacto es ese, abuelo? Cerré los ojos por pudor, aunque como siempre lagrimeo, nadie sabe nunca cuándo son lágrimas de veras, e hica un gesto con la mano como diciendo: cosas de niños. Él se quedó tranquilo y me abandonó, me dejó a solas con mi abandono, porque ahora sí que no tengo a nadie, y tampoco a nadie con quien hablar. Me tomó de sorpresa todo esto. Pero quizá sea lo mejor. Porque ahora sí tengo ganas de morir. Como corresponde a un despojo de ochenta y cuatro años. A mi edad no es bueno tener ganas de vivir,
porque la muerte viene de todos modos y a uno lo toma de sorpresa. A mí no.

Ahora tengo ganas de irme, llevándome todo ese mundo que tengo en mi cabeza y los diez o doce cuentos que ya tenía preparados para Octavio, mi nieto. No voy a suicidarme (¿con qué?), pero no hay nada más seguro que querer morir. Eso siempre lo supe. Uno muere cuando realmente quiere morir. Será mañana o pasado. No mucho más. Nadie lo sabrá. Ni el médico (¿acaso se dio cuenta alguna vez de que yo podía hablar?) ni el enfermero ni Teresita ni Aldo. Sólo se darán cuenta cuando falten cinco minutos. A lo mejor Teresita dice entonces papá, pero ya será tarde. Y yo en cambio no diré chau, apenas adiosito con la última mirada. No diré ni chau, para que alguna vez se entere Octavio, mi nieto, de que ni siquiera en ese instante peliagudo violé nuestro pacto de sangre. Y me iré con mis cuentos a otra parte. O a ninguna.


5.12.06

LEA, aunque sea un poquito largo.

Dijo el tío Rolando que esta ciudad se está poniendo imbancable de tanta polución que tiene. Yo no dije nada para no quedar como burra pero de toda la frase sólo entendí la palabra ciudad. Después fui al diccionario y busqué la palabra imbancable y no está. El domingo, cuando fui a visitar al abuelo le pregunté qué quería decir imbancable y él se río y me explicó con buenos modos que quería decir insoportable. Ahí sí comprendí el significado porque Graciela, o sea mi mami, me dice algunas veces, o más bien casi todos los días, por favor Beatriz por favor a veces te pones verdaderamente insoportable. Precisamente ese mismo domingo a la tarde me lo dijo, aunque esta vez repitió tres veces por favor por favor por favor Beatriz a veces te pones verdaderamente insoportable, y yo muy serena, habrás querido decir que estoy imbancable, y a ella le hizo gracia, aunque no demasiada pero me quitó la penitencia y eso fue muy importante. La otra palabra, polución, es bastante más difícil. Esa sí está en el diccionario. Dice, polución: efusión de semen. Qué será efusión y qué será semen. Busqué efusión y dice: derramamiento de un líquido. También me fijé en semen y dice: semilla, simiente, líquido que sirve para la reproducción. O sea que lo que dijo el tío Rolando quiere decir esto: esta ciudad se está poniendo insoportable de tanto derramamiento de semen. Tampoco entendí, así que la primera vez que me encontré con Rosita mi amiga, le dije mi grave problema y todo lo que decía el diccionario. Y ella: tengo la impresión de que semen es una palabra sensual, pero no sé qué quiere decir. Entonces me prometió que lo consultaría con su prima Sandra, porque es mayor y en su escuela dan clase de educación sensual. El jueves vino a verme muy misteriosa, yo la conozco bien cuando tiene un misterio se le arruga la nariz, y como en la casa estaba Graciela, esperó con muchísima paciencia que se fuera a la cocina a preparar las milanesas, para decirme, ya averigüé, semen es una cosa que tienen los hombres grandes, no los niños, y yo, entonces nosotras todavía no tenemos semen, y ella, no seas bruta, ni ahora ni nunca, semen sólo tienen los hombres cuando son viejos como mi padre o tu papi el que está preso, las niñas no tenemos semen ni siquiera cuando seamos abuelas, y yo, qué raro eh, y ella, Sandra dice que todos los niños y las niñas venimos del semen porque este liquido tiene bichitos que se llaman espermatozoides y Sandra estaba contenta porque en la clase había aprendido que espermatozoide se escribe con zeta. Cuando se fue Rosita yo me quedé pensando y me pareció que el tío Rolando quizá había querido decir que la ciudad estaba insoportable de tantos espermatozoides (con zeta) que tenía. Así que fui otra vez a lo del abuelo, porque él siempre me entiende y me ayuda aunque no exageradamente, y cuando le conté lo que había dicho tío Rolando y le pregunté si era cierto que la ciudad estaba poniéndose imbancable porque tenía muchos espermatozoides, al abuelo le vino una risa tan grande que casi se ahoga y tuve que traerle un vaso de agua y se puso bien colorado y a mí me dio miedo de que le diera un patatús y conmigo solita en una situación tan espantosa. Por suerte de a poco se fue calmando y cuando pudo hablar me dijo, entre tos y tos, que lo que tío Rolando había dicho se refería a la contaminación atmosférica. Yo me sentí más bruta todavía, pero enseguida él me explicó que la atmósfera era el aire, y como en esta ciudad hay muchas fábricas y automóviles todo ese humo ensucia el aire o sea la atmósfera y eso es la maldita polución y no el semen que dice el diccionario, y no tendríamos que respirarla pero como si no respiramos igualito nos morimos, no tenemos más remedio que respirar toda esa porquería. Yo le dije al abuelo que ahora sacaba la cuenta que mi papá tenía entonces una ventajita allá donde está preso porque en ese lugar no hay muchas fábricas y tampoco hay muchos automóviles porque los familiares de los presos políticos son pobres y no tienen automóviles. Y el abuelo dijo que sí, que yo tenía mucha razón, y que siempre había que encontrarle el lado bueno a las cosas. Entonces yo le di un beso muy grande y la barba me pinchó más que otras veces y me fui corriendo a buscar a Rosita y como en su casa estaba la mami de ella que se llama Asunción, igualito que la capital de Paraguay, esperamos las dos con mucha paciencia hasta que por fin se fue a regar las plantas y entonces yo muy misteriosa, vas a decirle de mi parte a tu prima Sandra que ella es mucho más burra que vos y que yo, porque ahora sí lo averigüé todo y nosotras no venimos del semen sino de la atmósfera.
Naranjita, naranjita
po qué llora.
Por que tengo que llorar.
Anoche pasó mi novia
y no me quiso saludar.
Los pañuelos de mi novia
no se lavan con jabón,
se lavan con aguita
de sangre ‘e mi corazón.

Inti

Un ojo dejé en los lagos por un descuido casual;
El otro quedó en Parral en un boliche de tragos.
Recuerdo que mucho estrago de niño vio el alma mía:
Miserias y alevosías anudan mis pensamientos;
Entre las aguas y el viento me pierdo en la lejanía.

Mi brazo derecho en Buin quedó, señores oyentes;
El otro por San Vicente quedó no sé con qué fin.
Mi pecho en Curacautín - Lo veo en un jardincillo - mis manos, en Maitencillo
saludan en Pelequén;
Mi blusa en Perquilauquén recoge unos pececillos.

Se me enredó en San Rosendo un pie al cruzar una esquina;
El otro en la Quiriquina se me hunde mares adentro.
Mi corazón descontento latió con pena en Temuco
Y me ha llorado en Calbuco de frío, por una escarcha.
Voy y enderezo mi marcha a la cuesta de Chacabuco.

Mis nervios dejo en Graneros, la sangre en San Sebastián
Y en la ciudad de Chillán la calma me bajó a cero;
Mi riñonada en Cabrero destruye una caminata
Y en una calle de Itata se me rompió el estrumento
Y endilgo pa' Nacimiento una mañana de plata.

Desembarcando en Riñihue se vio a la Violeta Parra
Sin cuerdas en la guitarra, Sin hojas en el coligüe.
Una banda' de chirigües le vino a dar un concierto.

2.12.06

Tres escenas para el té

Si vienes tan bonita y la pelicula es de amor y sólo vienes tú y sólo vengo yo. Si luego me preguntas qué es lo que más megustó y al coincidir los dos nos ponemos a hablar. Siempre el cine de amor tu sombrero me hará recordar. Puede que un día la misma película me haga llorar. Si entonces tú me invitas a tu casa a tomar té el jueves a las seis y llego yo puntual y todo sale bien y nada sale mal y conversamos más. Siempre el té de las seis tu sonrisa me hará recordar. Puede que un día te sueñe en el cuadro que había detrás. Si ocurre que una tarde con la excusa de estudiar me vienes tú a buscar y yo no sé qué hacer, no dices nada más, te pones a llorar y te beso.

28.11.06

"Generación de Mierda"

Porque tienen miedo
Porque estan todos ahi
Porque me hacen preguntas
Porque estan en "buena onda"
Porque bailan y aullan como gringos
Porque piden una mas
Porque pasan sus lenguas por mi barro
Porque no tienen sangre en el corazón
Porque dan la lata
Porque tienen frio
Porque piden circo
Porque sufren por costumbre
Porque nos molestan y no nos dejan en paz

Porque no son dignos
Porque piden por favor
Porque todos viven pensando
las mismas huevadas
Porque andan jugando al mono mayor
Porque piden cosas que no quieren
y hacen de lo lindo algo imbécil
Porque creen tener derecho a algo
que no es de cartón

Porque me molestas
Porque me haces transpirar
Porque me conversas
Porque tu crees saber quién soy
Porque dices que me quieres
y no entiendes la mitad de lo que digo
Y luego vas y te disfrazas
y a veces necesito creer en ti
necesito creer en ti.

Estas robando de la casa de tus viejos para poder comprar algunas gomas Mientras te acuerdas que estudiaste en el Grange School Tienes que pagarme para poder bailar Tienes que pagarme o te vas a la cresta con tus ganas de ver lo unico que vale la pena ver Nos aplaudes porque nos crees vanguardia Pero cuando aplauda el pueblo te arrancaras Y tus viejos tienen la mansión en Vitacura Y tu vas a hueviar a Matucana Lloras la pobreza y a jugar al perseguido por la sociedad
Oh, no...otro artista mas... se me acerca...y me quiere felicitar... Dices que me quieres y no entiendes lo que digo...¡Hey!... Y vas y te disfrazas y a veces necesito creer en ti...
Generación de mierda

27.11.06

Estado de animo

Veamos, las cosas andan bien y el tiempo es corto.
Aquí debería ir un retrato de hartas cosas que en este ultimo tiempo me han pasado, pero ahora no alcanzo.
Más adelante.
¿si?
Sí.

Suena la voz de Pablo de Rokha y me gusta cuando dice: y NO hicimos lo que pudimos, cuando hicimos lo que quisimos con nuestro pellejo.

chán chán.

22.11.06

p e d a c i t o

Mi amor se acrecienta más y más en la medida que tus ojos
se diferencian más y más de todo lo antes visto por los míos

Erick Pohlhammer, "a Andrea", sec Poesía para el camino, U.E.J. / ed. Nueva Universidad; alfabeta impresores, Santiago, 1977.

14.11.06

EN UNA ESTACIÓN DEL METRO


Desventurados los que divisaron a una muchacha en el Metro
y se enamoraron de golpe y la siguieron enloquecidos y la perdieron para siempre entre la multitud
Porque ellos serán condenados
a vagar sin rumbo por la estaciones y a llorar con las canciones de amor
que los músicos ambulantes entonan en los túneles
Y quizás el amor no es más que eso:
una mujer o un hombre que desciende de un carro
en cualquier estación del Metro y resplandece unos segundos y se pierde en la noche sin nombre

13.11.06

Concepto

"We think basically you watch television to turn your brain off, and you work on your computer when you want to turn your brain on."


Steve Jobs - CEO de Apple Computer,
en Macworld Mag. Febrero 2004.

10.11.06


Cuando el mundo se acabe por sorpresa
y no esté tan a mano el infinito
y no sirvan la súplica ni el grito
y el cielo se nos quede sin promesa
.
si todo el que se fue ya no regresa
y nadie asume el hambre como un rito
los muertos ya no tienen apetito
y los niños se mueren de tristeza
.
si llegan esa noche y ese día
en un orbe de veras liquidado
sin azar sin milagro sin destino
.
en la Casa tan Blanca y tan vacía
usted perdurará tan despiadado
tan necio como siempre y tan mezquino.
...

8.11.06

Paradójicamente Paradójico

La mitad de los brasileños es pobre o muy pobre, pero el país de Lula es el segundo mercado mundial de las lapiceras Montblanc y el noveno comprador de autos Ferrari, y las tiendas Armani de Sao Paulo venden más que las de Nueva York.

Pinochet, el verdugo de Allende, rendía homenaje a su víctima cada vez que hablaba del "milagro chileno". El nunca lo confesó, ni tampoco lo han dicho los gobernantes democráticos que vinieron después, cuando el "milagro" se convirtió en "modelo": ¿qué sería de Chile si no fuera chileno el cobre, la viga maestra de la economía, que Allende nacionalizó y que nunca fue privatizado?


En América nacieron, no en la India, nuestros indios. También el pavo y el maíz nacieron en América, y no en Turquía, pero la lengua inglesa llama turkey al pavo y la lengua italiana llama granturco al maíz.


El Banco Mundial elogia la privatización de la salud pública en Zambia: "Es un modelo para el Africa. Ya no hay colas en los hospitales". El diario The Zambian Post completa la idea: "Ya no hay colas en los hospitales, porque la gente se muere en la casa".

Hace cuatro años, el periodista Richard Swift llegó a los campos del oeste de Ghana, donde se produce cacao barato para Suiza. En la mochila, el periodista llevaba unas barras de chocolate. Los cultivadores de cacao nunca habían probado el chocolate. Les encantó.

Los países ricos, que subsidian su agricultura a un ritmo de mil millones de dólares por día, prohíben los subsidios a la agricultura en los países pobres. Cosecha récord a orillas del río Mississippi: el algodón estadunidense inunda el mercado mundial y derrumba el precio. Cosecha récord a orillas del río Níger: el algodón africano paga tan poco que ni vale la pena recogerlo.

Las vacas del norte ganan el doble que los campesinos del sur. Los subsidios que recibe cada vaca en Europa y en Estados Unidos duplican la cantidad de dinero que en promedio gana, por un año entero de trabajo, cada granjero de los países pobres.

Los productores del sur acuden desunidos al mercado mundial. Los compradores del norte imponen precios de monopolio. Desde que en 1989 murió la Organización Internacional del Café y se acabó el sistema de cuotas de producción, el precio del café anda por los suelos. En estos últimos tiempos, peor que nunca: en América Central, quien siembra café cosecha hambre. Pero no se ha rebajado ni un poquito, que yo sepa, lo que uno paga por beberlo.


Carlomagno, creador de la primera gran biblioteca de Europa, era analfabeto.

Joshua Slocum, el primer hombre que dio la vuelta al mundo navegando en solitario, no sabía nadar.


Hay en el mundo tantos hambrientos como gordos. Los hambrientos comen basura en los basurales; los gordos comen basura en McDonald's.

El progreso infla. Rarotonga es la más próspera de las islas Cook, en el Pacífico sur, con asombrosos índices de crecimiento económico. Pero más asombroso es el crecimiento de la obesidad entre sus hombres jóvenes. Hace 40 años eran gordos 11 de cada 100. Ahora, son gordos todos.

Desde que China se abrió a esta cosa que llaman "economía de mercado", el menú tradicional de arroz con verduras ha sido velozmente desplazado por las hamburguesas. El gobierno chino no ha tenido más remedio que declarar la guerra contra la obesidad, convertida en epidemia nacional. La campaña de propaganda difunde el ejemplo del joven Liang Shun, que adelgazó 115 kilos el año pasado.


La frase más famosa atribuida a Don Quijote ("Ladran, Sancho, señal que cabalgamos") no aparece en la novela de Cervantes; y Humphrey Bogart no dice la frase más famosa atribuida a la película Casablanca (Play it again, Sam).

Contra lo que se cree, Alí Babá no era el jefe de los 40 ladrones, sino su enemigo; y Frankenstein no era el monstruo, sino su involuntario inventor.


A primera vista, parece incomprensible, y a segunda vista, también: donde más progresa el progreso, más horas trabaja la gente. La enfermedad por exceso de trabajo conduce a la muerte. En japonés se llama karoshi. Ahora los japoneses están incorporando otra palabra al diccionario de la civilización tecnológica: karojsatsu es el nombre de los suicidios por hiperactividad, cada vez más frecuentes.

En mayo de 1998, Francia redujo la semana laboral de 39 a 35 horas. Esa ley no sólo resultó eficaz contra la desocupación, sino que además dio un ejemplo de rara cordura en este mundo que ha perdido un tornillo, o varios, o todos: ¿para qué sirven las máquinas, si no reducen el tiempo humano de trabajo? Pero los socialistas perdieron las elecciones y Francia retornó a la anormal normalidad de nuestro tiempo. Ya se está evaporando la ley que había sido dictada por el sentido común.

La tecnología produce sandías cuadradas, pollos sin plumas y mano de obra sin carne ni hueso. En unos cuantos hospitales de Estados Unidos los robots cumplen tareas de enfermería. Según el diario The Washington Post, los robots trabajan 24 horas por día, pero no pueden tomar decisiones, porque carecen de sentido común: un involuntario retrato del obrero ejemplar en el mundo que viene.


Según los evangelios, Cristo nació cuando Herodes era rey. Como Herodes murió cuatro años antes de la era cristiana, Cristo nació por lo menos cuatro años antes de Cristo.

Con truenos de guerra se celebra, en muchos países, la Nochebuena. Noche de paz, noche de amor: la cohetería enloquece a los perros y deja sordos a las mujeres y los hombres de buena voluntad.

La cruz esvástica, que los nazis identificaron con la guerra y la muerte, había sido un símbolo de la vida en la Mesopotamia, la India y América.


Cuando George W. Bush propuso talar los bosques para acabar con los incendios forestales, no fue comprendido. El presidente parecía un poco más incoherente que de costumbre. Pero él estaba siendo consecuente con sus ideas. Son sus santos remedios: para acabar con el dolor de cabeza, hay que decapitar al sufriente; para salvar al pueblo de Irak, vamos a bombardearlo hasta hacerlo puré.


El mundo es una gran paradoja que gira en el universo. A este paso, de aquí a poco los propietarios del planeta prohibirán el hambre y la sed, para que no falten el pan ni el agua

4.11.06

Éramos dos

Éramos dos. Un par de insulsos jóvenes que perseguían utopías políticas y livianas convicciones de un mundo mejor. Dos, pero fue él quien disparo contra aquel ministro de gobernación. Yo, por el contrario, quedé petrificado mientras el revólver caía de mis manos. Éramos dos temperamentos distintos, pero vestidos y uniformados con una única camisa de libertad. Yo soñaba, él ejecutaba. Ahora estas rejas nos separan, aunque, de vez en cuando, regresa convertido en dolor punzante, ansiedad que estalla en distinta voz por mi boca para hablarme de futuros proyectos que intento no escuchar mientras solicito una vez más mi traslado al psiquiátrico.

1.11.06

Nunca es tarde me dice ella

Aprieto firme mi mano,
y hundo el arado en la tierra.
Hace años que llevo en ella,
cómo no estar agotado.

Vuelan mariposas, cantan grillos
la piel se me pone negra,
y el sol brilla, brilla, brilla.
El sudor me hace surcos,
yo hago surcos a la tierra,
sin parar.

Afirmo bien la esperanza,
cuando pienso en la otra estrella.
Nunca es tarde me dice ella,
la paloma volará.

Y en la tarde cuando vuelvo,
en el cielo apareciendo una estrella.
Nunca es tarde me dice ella,
la paloma volará, volará, volará.
Como yugo apretado,
tengo el puño esperanzado,
porque todo cambiará.

24.10.06

Para no ver, ni escuchar, sentir, notar.


Lo amaban, ni más ni menos, y se sacaba cada mañana las espinas del sueño. Juraba y maldecía y se enredaba en la alambrada de la mansa rutina.Vivía como tú o como yo. Los viernes por la noche iba a buscar a su amor. Fumaba tranquilo, planeaba la semana y ella le arrancaba el cigarro y lo besaba.Y un día lo mordió el virus el miedo. Entendió que las mujeres nunca tienen dueño. Y temió que ella marchase, que se agotase el manantial sin un por qué. Venció el miedo y faltó a la última cita, no descolgó el teléfono que aullaba en la mesilla. Y el temor a la derrota lo agarrotó como un calambre, sin un por qué.
Duro, intenso y precario... Se enfrentaba cada día al oleaje en el trabajo. Y una mañana la cobardía lo paralizó en la puerta y no entró a la oficina.Volvía a despertar y empezaba el periódico como tantos -por detrás. Vio y sintió la noche del planeta y su desastre,
tuvo miedo y decidió no salir a la calle.Y ahí lo tienes encerrado en casa, temblando como un niño, sellando las ventanas, para no ver, ni escuchar, sentir, notar la vida estallando fuera. Por miedo a sentir miedo fue a la cama, como una oruga se escondió y envuelto entre las mantas se durmió, hizo humo el sueño
y se olvidó del mundo por miedo a despertar.
Aún sigue dormido. Pasaron los inviernos y aún sigue escondido, esperando que tu abrazo le inocule la vacuna y elimine el virus del miedo y su locura.



¿Cuántos inocentes volaron en pedazos, sin comerla ni beberla, en la última guerra de Irak? Los vencedores no han tenido tiempo para contar a sus víctimas, civiles que existían y ya no existen, porque han estado ocupados buscando las armas de destrucción masiva que no existían ni existen.

No hay, pues, cifras oficiales. Los cálculos oficiosos más serios han contado, sin embargo, no menos de siete mil setecientos muertos civiles, muchos de ellos niños, mujeres y viejos.

¿Cuánto valen esas vidas? En proporción a la población, la cantidad de iraquíes destripados equivale a noventa y cuatro mil estadounidenses. ¿Qué hubiera pasado si el país invasor hubiera sido el país invadido? Las víctimas norteamericanas de semejante carnicería seguirían siendo el tema perpetuo de los medios de comunicación masiva. Las víctimas iraquíes no merecen, en cambio, nada más que silencio.










no escribo mucho, ese extracto de un articulo de Galeano dice más

y la cancion igual

en tiempos en que hay que salir a la calle con miedo a todo

pero, el miedo lo inventan ellos...

no hay derecho a salir con miedo a la calle.

dice otra canción.

apaguemos la tele.







19.10.06

Cuando son las...

Mis amigos deben estar todos estudiando
haciendo cosas para seguir con sus (nuestras) responsabilidades
la u sale caro
la micro sale cara
la comida sale cara
todo sale caro
no podemos estudiar
no puedo estudiar
no podemos estudiar y echarnos ramos
estudiar con desgana porque se supone
ésto es lo que YO quiero estudiar y entoncea YO tengo que estudiar
a veces mis clases son fome
perdón
me expresé mal
a veces las clases a las que asisto son fomes
¿porque poh camilo?
es que sobre todo en sitio del suceso
el profe está enfermo
cáncer
maldito cáncer
malditos que no encuentran la cura al cancer
ni al sida
ni a nada
¿cuál será la vacuna culiáh?
el profe es bacán, enseña bacán, y sabe tanto tanto que lo admiro
tiene una experiencia que te deja boquiabierto
carabinero (policía, para los extranjeros, si no hay extranjeros oh!, nadie te lee esto)
es carabinero mi profe, pero ahora está en cama
nos muestra fotos de muertos, occisos digamosle mejor, y sitios del suceso, lugar de los hechos para los extranjeros otra vez. y nos detalla qué se vé ahí en la foto, porqué el arma está ahí, porqué el sospechoso o el autor hizo tal y tal cosa.
cacha caleta poh!
pero ahora.
hace tiempo que ya no ha ido a la U.
está en cama poh.
si la enfermedad lo caga.
lo deja mal, algunos compañeros no entienden, trato de entender que quieran clases rápidamente, pero el profe está enfermo poh compañeros!
es culpa de la U.
Sí.
La U tiene la culpa de no reemplazar al profesor y así mis compañeros tranquilos quedáran.
pero yo quiero que vuelva el profe, que se sane y que vuelva
que se pare de la cama y nos cuente las tallas que siempre cuenta
y regrese a la sala
y que sus experiencias las narre
y riamos.
Colocolo está jugando la sudamericana
hubiese sido bacán haber ido al estadio
mis conjugaciones son malas
nunca fuí buen estudiante
prefería jugar a la pelota cuando chico
y vender cidís piratas cuando menos chico
mis amigos deben estar estudiando
y yo tengo que hacer lo mismo
pero así la materia no me gusta aprendermela
mi imaginacion
trabajará
y tratará de crear
todo lo que leo
en imagenes
y sonidos
y exclamaciones
y sangre
y llantos
pero sólo en mi imaginación
a veces pienso
y me pregunto a mi yo que está con-migo
si cuando grande aguantaré tanta inhumanidad.

Póngale Play porfavor.


“Nunca veas a una puta con luz de día, es como mirar una película con la luz encendida. Como el cabaret a las diez de la mañana, con los rayos de sol atravesando el polvo que se levanta cuando barres. Como descubrir que ese poema que te hizo llorar a la noche, al día siguiente apenas te interesa. Es como sería este puto mundo si hubiera que soportar las cosas tal y como son. Como descubrir al actor que viste haciendo Hamlet en la cola del pan. Como el vacío cuando te pagan y no sentís ni siquiera un poquito. Como la tristeza cuando te pagan y sentiste por lo menos un poquito. Como abrir un cajón y descubrir una foto de cuando la puta tenía nueve años. Como dejarte venir conmigo sabiendo que cuando se acabe la magia vas a estar con una mujer como yo, en Montevideo”

17.10.06

Cortito, para que LEA

Apareció.
Había desaparecido.
Meses después apareció.
La encontraron.
La encontraron con un alambre al cuello.
La encontraron en una playa con un alambre al cuello.
La encontraron en una playa.
Con la columna rota y con un alambre al cuello.

Los poetas se nos mueren.

Gonzalo Millan. Que descanse en paz.

14.10.06

catorce del décimo del año después de una fuerte lluvia primaveral y extraña con el riguroso frio
que acompaña siempre después de que el agua cae con o sin ganas de quienes la reciben acá conmigo o contigo
puede que sean las once o las doce o las diez verdad que hoy se retrasa perdón se adelanta una hora los relojes chilenos
comienza el horario veraniego
hay que aprovechar más la luz del día poh
así ahorramos agua y luz
pero ellos la siguen derrochando como si no tuviese importancia
weones nomás
saben que más adelante habrán guerras y matanzas y estados unidos por el agua
y pensar que todavía hay quien no tiene derecho a abrir una llave todos los dias
y mojarse los dientes con un palito con pelitos
y hacer así para despues botarla
y que se vaya por el desagüe
y llegue quizás a donde
pero derrochan
porque necesitamos ver sus publicidades
en lo alto de los pisos quince y 16
y mas o menos a esa altura
para que quienes vayan conduciendo sus maquinas con rueditas por las callesotas se fijen y cambien sus hábitos de ir al super
y echar ésa marca de champú por ésa otra que viene con acondicionador
a su carrito de chucherías
[...]
perdí la dirección de lo que en un principio comenzé a escribir
ahora no sé que teclear para tratar de concluir
y a quién le importa una conclusión
afuera hace frio
y termino esto acá

[Post a medias]