29.7.07

el 4 de AGOSTO del 2007 en SCD BELLAVISTA
$2.500 en las ferias del disco + el pasescolar
Loco, hace como dos meses que conocí a Chinoy en la tocata de Manuel Garcia en el centro cultural España y gratis, muy gratis.
Al comienzo no me gustó mucho su voz, sobre todo por su manera de pronunciar las Eses, que las decía ashí, como shúper ashí, pero cuando ya estuve en mi casa y le robé los temas de su página, ese detalle que al principio fué casi molesto, ahora es bacán, me gusta y lo imito cantando mal en mi pieza o mientras limpio las salas del cinema que quedan con tantas pero TANTAS!!!! cabritas en el suelo, como si se las comieran tirandolas todas hacia arriba y alcanzando las que puedan. La gente es muy cochina, las caga, chilenos culiaos, ahora los odio porque me hacen trabajar más que la mierda con sus suciedades y todo por no botar las wevás al basurero y ser muy cerdos para mirar peliculas yankees, pero como Chinoy también es chileno, me reconcilio en seguida con mi patria (aunque no tengamos cultura del cine ni de la limpieza en lugares públicos). Al final, era más importante contarles sobre Chinoy que toca bacán la guitarra y tiene canciones pulentas chiguá y una voz muy caracateristica que alegar sobre las conductas de los cinevidentes.

póngale play al video y cuénteme, es gratis.



Pd: Si usted va al cine y come cabritas, bote las basuras al basurero, los cauros jovenes como yo nos cansamos también.

26.7.07

Actualmente, cuando los alcaldes hacen alarde en sus campañas con nuevos métodos policiales para prevenir asaltos y choreos. En estos tiempos donde la delincuencia perdió su aventura romántica de quitarle al rico para darle al más pobre, al estilo Robin Hood o Jesse James, quizá porque los protagonistas del robo social son apenas unos mocosos que arrancan la jubilación a los abuelos cuando salen del banco. Más bien parecen lauchas ladronas, quitándoles bicicletas a los cabros chicos y mochilas a los escolares, ni parecidos a los chicos malos de antaño, los choros rapiña de Zanjón, que novelaban su vida transgrediendo la brutal desigualdad económica que retrataba sin color la radiografía humana de aquel desnutrido paisaje.

Ahora, cuando la pobreza disfrazada por la ropa americana ya no quiere llamarse pueblo y prefiere ocultarse bajo la globabilidad del término "gente", más plural, más despolitizada en las encuestas que suman electrodomésticos para evaluar la repartija del gasto social en las capas de menos ingresos. Y todo es así, para un mejor vivir están las líneas de crédito que permiten soñar en colores, mirando el catálogo endeudado de un bienestar a plazo. Para mejor pasar estos tiempos, mejor rematar neuronas como espectador de la pantalla donde el jet-set piojo se abanica con remuneraciones millonarias, pasándolo regio, mascando una aceituna en el desfile de modas con su ocio fashion, sacándole la lengua a la teleaudiencia sonámbula y roticuaja que pone una olla sobre el aparato de tevé para recibir la gotera que cae del techo, que suena como monedas, que en su tintineo reiterado se confunde con el campanilleo de las alhajas que los personajes top hacen sonar en la pantalla. Pero al apagar el aparato, la gotera de la pobreza sigue sonando como gotera en el eco de la cacerola vacía. Para mejor vivir la escarcha indiferente de estos tiempos , vale dormirse soñando que el Tercer Mundo pasó por un zapatito roto, que naufragó en la corriente del Zanjón de la Aguada, donde un niño guarisapo nunca llegó a ser princesa narrando la crónica de su interrumpido croar.

fragmento "Zanjón de la Aguada"
pedroLemebel.

18.7.07

¿mañana tirémonos en el pasto a hacer que escuchamos pink floyd y mirar el cielo bien celeste con sus nubes bien blancas, para olvidar que nos falta plata y que tenemos responsabilidades, y nos dedicamos a imaginar que estámos flotando, encima de alguna ciudad, no mejor no, encima de algun lugar selvático y frondoso bien verde y con ricos olores y nos damos la mano y nos besamos con cuática, como dice la juventud, y además de eso y por mi parte recorro los milimetros de tu cuerpo y con tacto sutíl memorizo lo que veo y lo que percibo con estas manos frías y ya cuando oscurezca, cerramos los ojitos y nos besamos sin lúz?

aparte de eso, no se me ocurre otra invitación.

10.7.07

camilo1.

(Del lat. camillus, ministro).

1. m. Muchacho que los romanos empleaban en el servicio del culto.




camilo2.

1. adj. Se dice del clérigo que pertenece a la congregación fundada en Roma por San Camilo de Lelis para el servicio de los enfermos. U. t. c. s.


cornejo.

(Del lat. *cornicŭlus, dim. de cornus, el árbol cornejo).

1. m. Arbusto muy ramoso, de la familia de las Cornáceas, de tres a cuatro metros de altura, con ramas de corteza roja en invierno, hojas opuestas, enteras y aovadas, flores blancas en cima, y por fruto drupas redondas, carnosas y de color negro con pintas encarnadas.



el conejo, pa' loh amigoh

9.7.07

"[...] Pero de ella tenía un conocimiento, una erudición casi milimétrica. En cambio, me faltaba saber tanto de todos los demás. Y el tiempo iba pasando y yo los perdía, lo perdíamos todos. ¿Cómo querernos más? ¿Cómo saltar las vallas de la indiferencia? No quiero esperar velorios para valorar a mi gente cercana. Es cierto: La muerte está dentro de la vida. Pero la podemos mandar de vacaciones ¿no? Trabaja tanto, que bien se las merece. Y no la echemos de menos, de todos modos volverá, y cuando vuelva nos tocará en el hombro."

4.7.07

Vení a verme mañana, a la hora que aquí te dibujé. Pero ahora guardalo. Después lo mirás. Salimos del café, caminamos una cuadra pero no alcanzamos a cruzar Dieciocho. Con tantas emociones, no me había dado cuenta de que el cielo se había encapotado, de modo que me sorprendí cuando empezó a llover, y siguió cada vez con más fuerza. Corrimos unos metros, pero aquello era un diluvio. Ya no era posible regresar al café, así que nos metimos en una entrada de apartamentos, que estaba más oscura aún que la calle. Como el agua entraba también allí, nos metimos más adentro. No había nadie. Ella me tomó la mano, se la llevó a los labios mojados por la lluvia y me la besó varias veces.La oscuridad de adentro y la inclemencia de afuera nos protegían del mundo, de modo que la abracé, tan tiernamente como puede hacerlo alguien que ha cultivado una ausencia durante años. Nos besamos y nos besamos, nos acariciamos y nos volvimos a acariciar. Me sentía en la gloria y era inevitable que pensara en la jornada siguiente, en la casa de la calle Mercedes. Ya no importaba si seguía lloviendo o si había escampado. Tuvimos otra vez noción de que el mundo existía cuando alguien, con voz seca y conteniendo su indignación, dijo en mi nuca: Con su permiso, jóvenes , para que le permitiéramos llegar al ascensor. Balbuceamos perdón y sólo entonces vimos el sol de la calle. Rita miró su reloj pulsera y casi gritó: Se me hizo tarde. Tengo que llegar . ¿A dónde? pregunté, desconcertado y ansioso. Tengo que llegar , repitió. Mañana nos vemos. No te olvides. Chau. Y me dio un último, fugacísimo beso, antes de salir corriendo por Dieciocho en dirección a la plaza. Regresé a casa caminando. Quería repasar a solas, morosamente, todo el encuentro. De modo que Rita seguía existiendo. ¿Y si yo me fuera a Córdoba? ¿Por qué no? ¿O tendría novio, marido o algo así? ¿Cómo no se lo pregunté? [...]

la borra del café, don marito benedetti.
y yo quiero una Rita.


2.7.07