16.6.07

"¿Encontraré a la Maga? Hiciste con nosotros algo que no se hace, nos mostraste la mujer ideal. Después de eso todos buscamos a la Maga en Paris o en Sarandieu, haciendo huevos fritos, escuchando a Charlie Parker, haciendo el amor en una cama rodeada de libros, plumas de gallina, un perro, ollas sucias, decenas de vasos con puchos apagados, un tratado sin abrir de Masters y Jonhson. ¿Encontraré a la Maga? Vos nos dijiste Julio que podíamos encontrarla, no buscarla, que la Maga iba a aparecer sin necesidad de una cita, que la misteriosa ecología de la ciudad iba a juntarnos. Por tu culpa, Julio, las parejas salen separadas a encontrarse, la ciudad está cubierta de personas con aire desconcentrado que cabecean como un boxeador después de un golpe, que espían en las esquinas buscando a ella... Te metiste en la vida, no pasa un solo embotellamiento en que no recuerde la autopista del sur; frente a cualquier discusión, particularmente las discusiones tontas, la memoria me dicta elecciones insólitas... ¿Te acordás? A uno le piden que elija y le dan un calentador Primus, una banana, una rubia de costumbres elásticas... Para desconcierto de la población y del obispo local nos quedamos con la banana. Me aterra tu posibilidad de vomitar conejitos a la mañana: Julio, ya es suficiente que a la mañana el sueño duele en los ojos o el meo se resista a salir. No puedo perdonarte lo de los conejitos. Tampoco lo del límite. Yo vivía tranquilo imaginando esa pared, no tenías que decirme que la pared era una soga que se podía saltar, en ese ring los contornos se pierden, la conciencia se pierde. Vivíamos tranquilos en nuestro metro cuadrado hasta que apareciste. “El hombre más alto del mundo” como escribió alguna vez García Márquez, con los ojos separados como los de un novillo, el brazo en alto señalando hacia allá, hacia allá, a la conciencia, a la soga, a lo extraordinario, lo extraordinario saltándonos encima como un gato, al miedo y a la risa, Julio, Julio... Es natural que interpretes esto como un reproche. Yo quería ser feliz, hacer asados, mirar como despegan los aviones en el aeroparque, no necesitar a la Maga, no plantearme si quiera si la vida tiene más de una dirección: tiene una sola, y es el futuro, no hay dos futuros, hay el mío, no hay conejitos en la garganta, no hay instrucciones para subir una escalera. Yo quería ser feliz, imaginarme hasta acá, no hasta allá, no a donde nunca podré llegar, sacudirme la libertad como una araña del pantalón. Tirarme la araña a la cabeza, eso hiciste. Pelo de araña, mi cabeza se mueve lentamente, nunca sé en que puede terminar, volverme cursi y niño, abrirme a la confusión. Te imagino cada vez que miro por la ventana, o por un tunel o por un ojal, sé de memoria que puedes estar en cualquier sitio, ahora mismo cagándote de risa."

no sé quién fué el autor

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Por qué? La cartarística de una mujer como la Maga es que no existe, es como súperman.

Me gustaría esa máquina q salía en un película, donde unos lokos jóvenes ponían partes de minas salidas de revistas he hicieron a la mina, la mina más bkn q el mundo haya conocido...yo pondría a la maga, sólo para conversar cn ella.

saludos, cariños varios.

adiós

Anónimo dijo...

mmm..
kedé algo intrigada con la Maga
es ke igual faltaron antecedentes, pero no creo ke sea tan tan Maga...
lo ke pasa es ke como es una mujer debe esconder algo, algo ke tal vez no la hace tan Maga.
siempre escondemos algo, tal vez por el solo hecho de ser mujeres y ese algo si tú lo descubres puede hacer ke salgas corriendo de su lado, o también puede ke te haga volverte loco, loco de amor por la maga no tan maga....

besiitos!!

Anónimo dijo...

Hola Camilo!

La Maga!

Fíjate que no comentaré el texto
así si que quieres lo borras al tiro.
Es que me dueeele tanto la cabeza
y pa peor hace que arrugue la frente y que se me junten las cejas, poniendo los ojitos así porque me duele mirar...

Será el sueño!?
porque como no Maga
tengo que dormir millones de hrs!

Que estés bn.
un abrazo
=)

María Paz dijo...

Hola,
abrí tu blog por casualidad inducida, he leído lo que le escribiste a julio... me gustó! y creí que sería mejor si te lo hiciese notar.

Un saludo
:)

María Paz dijo...

Buuu...
en ese caso... buen gusto para copiar/pegar. (oye y no es menor...)

hay una parte en esa carta, que... pucha, no se como explicarlo bien... pero cuando te acuerdas de esa idea piensas que tu vida está contenida en ella, o que eso te explica a ti mismo... aquella parte donde le dice a Rocamadeur que algún día será un hombre y también buscará como un tonto

Ahí es cuando me empecé a sentir mujer, aprendiz de mujer.

Un gran saludo

María Paz dijo...

qué andai haciendo tan tarde...

Anónimo dijo...

... es de Jorge Lanata...
si uno presta atencion se percibe como enciende su cigarrillo, y comienza a hablar... Lo tengo en audio, por eso. si querés te lo paso, es perfecto oirlo. te va a gustar

(...) Hacer. Hacer algo, hacer el bien, hacer pis, hacer tiempo, la acción en todas sus barajas. Pero detrás de toda acción había una protesta, porque todo hacer significaba salir de para llegar a, o mover algo para que estuviera aquí y no allí, o entrar en esa casa en vez de no entrar o entrar en la de al lado, es decir que en todo acto había la admisión de una carencia, de algo no hecho todavía y que era posible hacer, la protesta tácita frente a la continua evidencia de la falta, de la merma, de la parvedad del presente. Creer que la acción podía colmar, o que la suma de las acciones podía realmente equivaler a una vida digna de este nombre, era una ilusión de moralista. Valía más renunciar, porque la renuncia a la acción era la protesta misma y no su máscara. Oliveira encendió otro cigarrillo, y su mínimo hacer lo obligó a sonreírse irónicamente y a tomarse el pelo en el acto mismo. Poco le importaban los análisis superficiales, casi siempre viciados por la distracción y las trampas filológicas. Lo único cierto era el peso en la boca del estómago, la sospecha física de que algo no andaba bien, de que casi nunca había andado bien... (...)