18.9.07

- ¿Por qué pide? ¿Eh?
La mujer la mira asombrada. Está acostumbrada a la dádiva, al rechazo, a la indiferencia. No al diálogo.
- ¿Cómo?
- Digo que por qué pide.
- Para comer, señora. Por amor de Dios.
- ¿Y no puede trabajar?
- No, señora. Por amor de Dios.
- ¿No puede o no quiere?
- No, señora.
- ¿No qué?
- No hay trabjo. Por amor de Dios.
- Déje tranquilo el amor de Dios. ¿No se da cuenta de que Dios no quiere amarla?
- No diga eso, señora. No diga eso.
- Tome.
- Gracias, señora. Por amor de Dios.

Ahora camina con pasos más firmes y más rápidos. La mendiga queda atrás, atónita. Uno de sus niños rompe a llorar. Graciela vuelve la cabeza para mirar al grupo, pero no se detiene.

extracto de primavera con una esquina rota de benedetti.


Siempre que pasó frente a algún mendigo y este me pide plata o me mira con cara de perro callejero golpeado no sé qué hacer. Me gustaría acercarme y hacerle esas preguntas del libro pero nunca me atrevo. Siempre me cuesta dar plata, a veces no ando trayendo, pero otras no regalo porque pienso que es un poco humillante, aunque a ellos no le interese la humillación. Estar en el piso y todo cochino basta. Y tampoco les importe si yo pienso que es humillante, sólo quieren las monedas o los vueltos. Quizás para la próxima me acerce a alguno y dialogue, como dice arriba, están acostumbrados al rechazo, la indiferencia.


3 comentarios:

Anónimo dijo...

Por el amor de Dios que lo pasé bien el dieciocho!
Por el amor de Dios que me haces reír!

María Paz dijo...

me perdí un buen pedazo de tu blog...

Salud

Li dijo...

Yo siempre doy plata, y muchas veces pienso que quiza esas personas podrian hacer algo mejor por su vida .
a veces creo que peco de inocente
saludos :)