escapando de la superficie
descienden las escaleras para alcanzar el tren
pensando en el destino, el jefe, el profe, la prueba,
el atraso.
nos golpeamos por alcanzar un par de centímetros
cuadrados en el hediondo vagón.
repleto y hediondo con el vaho
subterráneo del regreso obligado
cansado y chato
no miramos para el lado
ni giramos la cabeza
nuestros ojos van intacto hacia el frente invisible
y apurón
con permiso que me quiero bajar
dice una lola y nadie la pesca
a empujones de macho descienden 48 kilos y súben
92.
a medida que el tren avanza por los suburbios urbanos
las miradas comienzan a ser cada vez más torpes
conocen de memoria las estaciones
las propagandas
y
que de aquí a los heroes faltan todavía siete estaciones
de vez en cuando un comentario alegón
quel transantiago que blablablá
no nos cansamos de maldecir y enojarnos
y al destino llegamos alterados de tanto enojón en el tren
y como una burla
vemos como ellos se quedan en el umbral del andén
con ojos de lástima y la mirada humilde en el aire
de ver como el tren se vá repleto hasta las cachas
y ellos se quedan ahí
ahí.
cierto día en alguna estación del metro
sin nada que hacer.
sin nada que hacer.
1 comentario:
Yo no quiero escuchar más peleas, discusiones y esas cosas de Transantiago así que mejor me pongo los audifonos y le subo bien fuerte a la musiquita :)
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