"en general no soy amante de los buenos olores. ahora mismo no logro recordar un olor perfumado de alguna mujer. no me gustan esos olores. o no me interesan. en cambio, jamás se me olvida el olor a mierda fresca de un muchacho mordido por los tiburones en el Golfo de Mexico. era pescador de atunes. iba haciendo faena en la popa del barco, sacando uno a uno los espléndidos peces plateados. cayó al agua. tres tiburones enormes nadaban con la mancha de bonitos. de dos mordiscos le destrozaron las tripas y le arrancaron una pierna. lo izamos muy rápido, aún con vida, y con los ojos desorbitados de espanto porque todo sucedió en menos de un minuto. y murió enseguida, desangrado, sin poder hablar y sin comprender qué le habia sucedido. durante mese fuimos compañeros en aquella popa, pero no puedo recordar su cara ni su nombre. Sólo recuerdo nitidamente la peste a mierda de aquel muchacho, con el abdomen desgarrado y las tripas btando excrementos sobre la cubierta del barco.
Hay otros olores terribles en mi vida, pero no quiero hablar más de eso. ya está bien."